Conversamos con el especialista Carlos Bernal, gerente general de la Asociación de Contratistas Mineros del Perú (Acomipe), quien nos comentó sobre la situación actual de estas empresas especializadas, en el marco de la pandemia del Covid-19. Estas compañías son uno de los principales soportes en el desarrollo de las operaciones mineras y abarcan todas las fases de la producción minera.

¿Cuántas empresas contratistas existen actualmente?

Registradas en el Minem son cerca de 2,000, pero activas no son más de 600. Muchos han quebrado por diversos factores. Asimismo, los pocos proyectos en marcha restan las posibilidades pues no hay espacio para todos y la competencia va retirando del mercado a cada vez más empresas.

¿Cuál ha sido el balance para los contratistas mineros en el 2020?

En general negativo. Los que participan de los grandes proyectos han capeado mejor el temporal, pero los medianos y pequeños que son mayoría han resultado muy afectados. Algo positivo es que los procedimientos aplicados en la pandemia debieron habernos enseñado nuevas formas y costumbres para una minería más responsable.

¿De qué forma ha afectado la pandemia a los contratistas mineros?

Los factores atípicos por la pandemia han trastocado principalmente la logística y por ende los presupuestos, incurriendo en costos adicionales que en muchos casos no se les ha querido reconocer. Esto, adicionado a la recurrente marginalidad de las tarifas de operación y las condiciones de trabajo, han agravado la situación.

¿Qué esperan para este 2021?

Como país, lograr la estabilidad necesaria que genere confianza para las inversiones y que la vacunación sea masiva y efectiva para que todas las actividades económicas se desarrollen sanas y sean sostenibles. En minería, que los proyectos en cartera puedan ponerse en marcha y comunicar mejor esta importante industria. 

¿Creen que avanzarán los proyectos mineros estimados para este año?

Ello depende del impulso a la política de promoción interna que realice el nuevo gobierno junto a las empresas e instituciones del sector y afines. Todos los involucrados debemos aportar y trabajar de manera conjunta. 

¿Qué alternativas manejan en este complejo panorama?

Como sector, hemos planteado una nueva forma de comunicación para que las poblaciones de influencia minera y el país entiendan mejor esta actividad. Para las empresas contratistas, ante la escasez de oportunidades y la canibalización del mercado interno, la internacionalización de sus servicios es un gran reto. 

¿Qué avances existen respecto a la Hoja de Ruta Tecnológica de Proveedores de la Minería?

Después del estudio e informe inicial no tenemos mayores alcances. Lamentablemente las convocatorias son parciales y no participan todos los que debieran estar. Al ser así, se pierde la oportunidad de plantear soluciones reales e integrales. Esperamos ser incluidos en el segundo grupo de trabajo.

¿Cuál sería una forma de optimizar esta propuesta?

Plantear una hoja de ruta que nos inserte con calidad al mundo es un reto mayor. Esto implica el concurso de todos los involucrados y no solo de una parte. Las soluciones se dan desde la realidad y de abajo hacia arriba para que sean ejecutables e integrales. Este concepto debemos tenerlo claro todos.

Existen proyecciones de que los precios del cobre mejorarán en los próximos años ¿Creen que ello también impulsará el avance de los proyectos mineros en cartera?

Depende principalmente de lo que demande la producción mundial. La tendencia por la fabricación de unidades móviles, equipos y máquinas con abastecimiento eléctrico y la necesidad de energía limpia incrementará la utilización de cobre. El requerimiento de la industria, será un incentivo para aprovechar la oportunidad de que los proyectos entren en ejecución.

¿Qué opinión tiene de esta nueva cuarentena que está planteando el gobierno para enfrentar la segunda ola del Covid-19?

El incremento de contagios y muertes han extremado las medidas, pero habría que preguntarnos, si no funcionó antes porque resultaría ahora. El problema es que como sociedad no tenemos cultura de prevención ni sentido de comunidad. El dinero por sí solo no soluciona nada.

Si las actividades económicas no se dan con los protocolos y cuidados indispensables, no serán sostenibles. A las poblaciones vulnerables hay que asegurarles la asistencia directa en provisiones y recursos, con una logística y procedimientos distintos a los aplicados anteriormente