Libro: Desarrollo territorial y minería

171 IV. Planteamiento Entonces, es preciso aproximar a los actores entre sí, y confrontarlos con su propia diversidad, para poner sobre la mesa sus intereses y, sobre esa base, buscar puntos en común desde donde sea posible construir una visión compartida y establecer uno o más objetivos de largo y mediano plazo, que apunten a catalizar el desarrollo de un territorio. Pero también será necesario que los actores más capaces, la empresa, el gobierno territorial, la universidad regional, la cooperación, en cualquier combinación que sume esfuerzos, inviertan en la promoción de nuevos liderazgos transformadores en el territorio. Este escenario requiere, inevitablemente, del compromiso de los principales actores del territorio, así como de la conjunción de recursos y capacidades, ya sean propias o foráneas, precisamente para hacer realidad la visión compartida de desarrollo. En suma, apuntar a construir, poco a poco, una coalición territorial transformadora. En estas coaliciones no debe existir un solo actor preponderante con la fortaleza o los recursos suÀcientes para conseguir por sí mismo los objetivos. Por el contrario, lo que se necesita —y nutre a estas formas de organización— es la colaboración permanente de todos los actores comprometidos para conseguir un propósito. De hecho, por eso mismo es que se persiguen objetivos compartidos, originados a partir del consenso de todos los integrantes y como resultado de una convergencia de intereses. Estos, al ser de mediano y largo plazo, mantienen el compromiso de los actores involucrados, y permiten que estas coaliciones duren en el tiempo y realmente sean transformadoras. Además, estas coaliciones resultan muy valiosas porque permiten tender puentes entre las diferentes escalas políticas, económicas y sociales —local, provincial,

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