190 Desarrollo territorial y minería de aproximarse más multidimensionalmente al territorio, reconocer su tejido social y sus redes de interacción, así como sus desafíos y potencialidades. Así, es difícil dialogar con los distintos actores, plantearse objetivos conjuntos y estrechar lazos de conÀanza o, yendo más allá, promover oportunidades reales de desarrollo territorial. b. La sociedad territorial Como ya hemos mencionado, la minería suele localizarse en zonas remotas, con profundas brechas de acceso a los servicios básicos, una economía de subsistencia y muy poca presencia del gobierno nacional. En muchos casos, son distritos con una fuerte migración de los más jóvenes hacia los pueblos o ciudades del entorno con mayor bienestar material, y también, lugares donde algunas veces ni siquiera existen potencialidades de producción o de emprendimiento. En un escenario con estas limitaciones, el establecimiento de una empresa minera rompe por completo el orden acostumbrado del lugar. Se activan las expectativas. Es posible obtener recursos que, de otro modo, por lo menos a través del Estado, no hubieran llegado nunca. Pero, a la par, las diferencias son dramáticamente visibles. Por un lado, una empresa con un volumen importante de capacidades y recursos, y una alta escala salarial para sus colaboradores, y, por otro lado, una población que sobrevive con pocos ingresos, sin oportunidades de crecimiento, y un gobierno local sumamente deÀciente al momento de mejorar el acceso a servicios básicos, desplegar eÀcazmente inversión pública y alcanzar logros de desarrollo para la población. En ese contexto, y después de esperas históricas, es comprensible que se instale una mirada pragmática y enfocada en el presente. Mucho más, cuando el dinero del
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