197 IV. Planteamiento sus proyectos con el gobierno nacional, como si este fuera el único colaborador posible en el esfuerzo de desarrollo territorial. En ese proceso, las posibilidades de éxito y el grado de diÀcultad de cada gobierno son distintos. Cada uno, sin duda, partirá desde una posición diferente, con mayores o menores capacidades, y determinado estado en sus relaciones con los demás actores. Según la escala del territorio donde es implementada la estrategia, los roles de los gobiernos regionales, provinciales y distritales tampoco serán los mismos. En cada situación, varían las competencias que es posible desplegar. De tratarse de un territorio local, un conjunto de comunidades, o uno o más centros poblados dentro de un distrito, corresponderá al gobierno distrital. Sin embargo, si hablamos de un territorio mayor, como el tramo de una cuenca, la rama de un corredor económico o un conglomerado de centros poblados, es posible que la posición de liderazgo le corresponda a una municipalidad provincial articulada a sus distritos o a una mancomunidad de municipalidades. Por otro lado, si el ámbito de construcción de gobernanza para el desarrollo territorial es incluso más extenso, como un conjunto de provincias, un corredor económico o una red de centros poblados alrededor de una o más ciudades, entonces, es probable que el liderazgo deba ser asumido por el gobierno regional en colaboración con los gobiernos locales correspondientes. No obstante, lo esperable será que los gobiernos regionales actúen, más bien, como una plataforma de apoyo y colaboración para los procesos subregionales de desarrollo territorial. Y, según se requiera, como representante de determinado
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