201 IV. Planteamiento sino en la promoción de nuevos encadenamientos desde una perspectiva ampliada del territorio, trazando relaciones con los mercados y las demandas de servicios de los poblados vecinos y ciudades cercanas. La intención, como ya se ha dicho, es cimentar una independencia productiva y de sostenibilidad económica posminería. En muchos territorios mineros, por sus puntos de partida tan atrasados y con brechas tan profundas, es probable que parte importante de sus actores económicos locales no puedan lograr esos retos por sí solos. Necesitarán apoyo de sus gobiernos locales. Pero en una lógica distinta de la que se viene usando, que trascienda el lanzamiento de proyectos PROCOMPITE o la organización de ferias locales —sin duda útiles, pero insuÀcientes al momento de generar empleo—, contrataciones locales e ingresos para todos. Por eso, esas contribuciones deberían enmarcarse en una estrategia expresa de promoción del desarrollo económico territorial, liderada por los gobiernos locales, en alianza con la empresa minera y, si las hay, otras empresas mayores localizadas en el territorio. Pero también, articulando y canalizando recursos del gobierno regional y nacional, otros actores del sector privado, las universidades y la cooperación, para construir progresivamente un ecosistema de apoyo a la productividad y la innovación locales, en actividades ya existentes o las que nazcan como nuevos emprendimientos. En un inicio, para construir este ecosistema, será necesario el diálogo permanente entre el gobierno local y el sector privado. En él se deben deÀnir las potencialidades de desarrollo económico en el territorio
RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0Mzk2