Libro: Desarrollo territorial y minería

29 A modo de prólogo 6. En los cierres de mina. Aún no se identiÀcan experiencias relevantes. Pese a que son conscientes de los beneÀcios que puede brindar la minería, las poblaciones tienden a priorizar los beneÀcios inmediatos, presionando con un modelo de negociación confrontacional en el que la empresa va perdiendo espacio e inÁuencia ante la mirada pasiva y distante del Estado. Si la llegada de los proyectos mineros es entendida inicialmente como una oportunidad de desarrollo y progreso, ¿por qué, en la práctica, la relación entre las empresas mineras y las comunidades, tarde o temprano, termina redeÀniéndose a través de la confrontación? UN NUEVO ROL EN EL TERRITORIO Los conÁictos son inherentes al ser humano. Son inevitables. Siempre van a aparecer en el entorno familiar, entre vecinos, entre comunidades y, con más razón, cuando irrumpe en un territorio olvidado un actor que causa un impacto integral. El objetivo de la minería no debe ser evitar el conÁicto, sino establecer mecanismos y procedimientos para poder manejarlo de manera propositiva y constructiva. Si las empresas mineras se miraran a sí mismas y fueran reconocidas por la sociedad como colaboradoras del desarrollo en sus respectivas comunidades, ese conÁicto inevitable no sería más que un escollo en esa autopista libre hacia un gran Àn superior y compartido. Las empresas tenemos que empezar a mirar esas dispersas energías sociales como un activo y hacer el esfuerzo real de sumarlas a la propuesta que tratamos de impulsar para el desarrollo en las regiones donde operamos. De partida, sabemos que el Estado tiene una presencia muy discreta en esas regiones y, en esa lógica, nos hemos comprometido con la construcción de escuelas o postas médicas, y está bien, pero esa es una parte pequeña del desafío.

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