32 Desarrollo territorial y minería tendríamos que fomentar nuevas conductas, nuevas prácticas institucionales, nuevas culturas organizacionales basadas en la eÀciencia y la motivación de logro, concreta y trascendente. Todo esto debe hacer que produzcamos impactos positivos en la vida de la gente, en el corto plazo y de forma sostenida. Y esos impactos positivos deseados por nuestros conciudadanos no son otra cosa que el acceso a los derechos humanos. Esos derechos inherentes a cualquier persona que, por razones geográÀcas, indolencia o incapacidad, el resto de los peruanos no hemos sido capaces de compartir con esas comunidades. Creemos Àrmemente que, cuando esto sucede, comenzamos a darle forma a una ciudadanía que hoy está partida. Ese acceso a los derechos humanos produce, a la postre, un “aprendizaje estructural” que estimula a que la población desee repetir ese proceso exitoso. Así, por ejemplo, cuando después de unos años, al terminar una intervención en la escuela, los alumnos ganan el concurso provincial de matemáticas, todos dicen “qué bacán”, se motivan mutuamente, se entusiasman con los logros y generan un espacio espontáneo de felicidad. Esa es la mejor manera de aÀanzar las relaciones y la conÀanza. Con los aprendizajes, el ímpetu y las certezas basadas en el éxito concurrente, cada vez costará menos imaginarse otras áreas de mejora. La experiencia exitosa se convierte en una dinámica positiva, en una manera productiva de relacionarse, y alimenta esa dimensión trascendente en nuestras motivaciones. En lugar de que los conÁictos tiendan a escalar, la propia población buscará rápidas soluciones para involucrarse en otros temas que le permitan desarrollar una vida cada vez más digna, por ellos mismos y por sus familias. De esa manera empiezan a organizar sus demandas por los objetivos que beneÀcian a la comunidad en su conjunto, y no por ambiciones de corto plazo o solamente personales.
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