Libro: Desarrollo territorial y minería

36 Desarrollo territorial y minería Sin embargo, si analizamos su efecto a nivel micro, el fresco se vuelve borroso. Desde el año 2000, a través del canon y las regalías, se han transferido más de 65 000 millones de soles a los territorios donde opera la minería, pero lo que debió ser su impacto en el desarrollo humano de las comunidades no parece proporcional a ese volumen de recursos. Es más, el crecimiento y el cierre de brechas en los territorios mineros presentan trayectorias tremendamente dispares entre sí y con sus similares no mineros. Si bien podemos decir que entre 2007 y 2017 el grueso de las poblaciones en distritos mineros ha avanzado en términos de acceso a los servicios públicos y reducción de pobreza y desigualdad, al comparar estas cifras con los distritos no mineros de una misma provincia, la diferencia no es clara ni determinante. En realidad, ambos grupos mejoraron sus condiciones de calidad de vida en niveles muy parecidos, pero con una salvedad importante: los distritos mineros recibieron el triple de recursos. A la limitada efectividad de la inversión pública para reducir las brechas de desarrollo, se le opone una población históricamente desatendida, rural y aislada del resto del país, como suelen ser los ámbitos mineros, que espera resultados concretos, con una serie de expectativas que, con el tiempo, no han llegado a cumplirse. Precisamente porque los ámbitos mineros suelen ser áreas rurales donde el Estado no ha sabido llegar. En paralelo, se suman también los errores de las empresas mineras en sus estrategias para relacionarse con las poblaciones locales donde desarrollan sus proyectos u operaciones, lo que decanta en estallidos sociales. La situación, en este punto, es especialmente compleja: según la Defensoría del Pueblo, de todos los conÁictos activos registrados en el país, más de la mitad están asociados a la industria minera y de hidrocarburos. Pero, además, existe una crisis muy severa en la propia gestión de las negociaciones. Las mesas de diálogo, creadas inicialmente para facilitar un espacio idóneo para que las partes enfrentadas puedan concretar una serie de acuerdos, han terminado funcionando como una herramienta de emergencia,

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