Libro: Desarrollo territorial y minería

54 Desarrollo territorial y minería condiciones geológicas y reglas jurídicas y tributarias claras, se convierte en un destino atractivo para las compañías mineras. Comienzan las negociaciones que, con la transición democrática, en 2000, continúan en el gobierno de Toledo. Las bases del mercado se mantienen, la inversión minera y las concesiones aumentan, y algunas operaciones empiezan sus primeras fases de concreción a lo largo del país. Es un momento de bonanza y de buenas noticias, pero también de un crecimiento atropellado. De compañías internacionales que llegan a instalar sus campamentos en pueblos alejados, históricamente desarticulados del resto del país, con hondas brechas de infraestructura y acceso a servicios, y altos índices de pobreza, donde el brazo ejecutor y garante del Estado ha llegado poco o nunca. También, por eso mismo, es un periodo de promesas de progreso de parte del gobierno nacional y de fuertes expectativas de comunidades con carencias estructurales arrastradas durante décadas. El canon minero entra en vigencia, las estimaciones de los presupuestos de los municipios mineros se multiplican y, en los distritos, las compañías demandan centenas de obreros para construir sus instalaciones mineras. En territorios donde la economía es de subsistencia o de relaciones de dependencia con los distritos de alrededor, la demanda de empleo se dispara y atrae una ola de migración dentro de la provincia. Gran parte de la economía de la comunidad empieza a gravitar alrededor de la actividad minera. Mientras, por el aumento del ingreso, algunos de los índices de desarrollo humano escalan. Pero, cuando algunos de los campamentos y proyectos terminan de construirse, la demanda de mano de obra se reduce dramáticamente y es reemplazada por técnicos y especialistas principalmente foráneos. En las operaciones mineras se multiplican los controles de seguridad y las relaciones con la población se distancian. Varias empresas se repliegan dentro de sus muros, sin relacionarse directamente con una población que todavía mantiene las mismas brechas y que, en su mayoría, sigue sin ver materializados los buenos augurios sobre el impacto de la

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