71 I. Diagnóstico población de niños menores de 14 años, encontramos mayores variaciones en las provincias que no contienen a la capital de la región, frente a las provincias que sí la tienen. La presencia de la minería en una provincia resulta secundaria en estos términos, pues los cambios demográÀcos son impulsados por el acceso a los servicios y las oportunidades que ofrecen las ciudades de mayor tamaño. De hecho, un dato estadístico graÀca con mucha claridad el fenómeno: en 2017, ya el 65 % de la población en provincias mineras y el 59 % de la población en provincias no mineras vivían a menos de 15 minutos de su capital distrital. En esa línea, la Tabla 1 muestra que los distritos mineros tienden a tener mayor población que los distritos no mineros, tanto en 2007 como en 2017, pero con sustantivas diferencias en su interior: entre la población promedio y la mediana, además de la alta desviación estándar. Tabla 1 Población en distritos mineros y no mineros (2007-2017) Año Promedio Mediana Desviación estándar Minero 2007 10 719 4936 21050 2017 12279 5097 26577 No minero 2007 9728 2660 22824 2017 10715 2293 25655 Por otra parte, el GráÀco 6 demuestra que tanto en distritos mineros como en los no mineros hay variaciones en la población en ambos sentidos. Entonces, un segundo hallazgo apunta a que los cambios poblacionales (reducción de población) en zonas mineras están estrechamente relacionados con la cercanía a una ciudad importante, ya sea la capital del distrito, de la provincia o del departamento. En otras palabras: mientras mayor es la conecti-
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