Estrategias para reconstruir el país

Gran recesión y crisis sanitaria: Las huellas de la COVID-19 •48• biente para la inversión privada lucía mucho más amigable. El modelo tenía deficiencias, pero es difícil sostener que fue el gran culpable de nuestra década perdida. El contexto internacional de los ochenta sí fue malísimo. En un primer frente, entre 1980 y 1990, se produjo una caída de 38 por ciento en nuestros términos de intercambio. En esa misma década, en el otro frente, en el de los capitales financieros, según cifras del BCRP, el ingreso de capitales, medido por la cuenta financiera del sector privado como porcentaje del PBI, fue nulo. Las razones de este desempeño son las mismas que explican la fuga de capitales de ALC: la fuerte elevación de la tasa de interés en los Estados Unidos44. Nuestro factor idiosincrático fue la irrupción violenta de Sendero Luminoso en 1981 y su subsistencia hasta 1992. ¿Y cómo fueron las políticas macroeconómicas en los ochenta? En la primera mitad de los años ochenta, al amparo de las cartas de intención con el FMI, la política macroeconómica fue procíclica, contractiva en plena recesión, pues su objetivo fundamental fue generar los recursos para cumplir con las obligaciones internacionales. En la segunda mitad, el crecimiento explosivo del crédito del BCRP al MEF produjo una multiplicación de la emisión que nos condujo a la hiperinflación de fines de los ochenta, en medio de políticas macroeconómicas precursoras de las que actualmente se aplican en Argentina y Venezuela, con múltiples tipos de cambio y controles de precios por todos lados. Un modelo de desarrollo con deficiencias, pilotos inexpertos y un contexto externo malísimo, nos condujo a la década perdida. Nunca antes, desde la guerra con Chile, nos habíamos empobrecido tanto y tan rápido. LA DÉCADA DE 1990 En los años noventa del siglo pasado, el modelo de desarrollo cambió radicalmente. Se liberalizó el comercio exterior, se privatizaron casi todas las empresas públicas, se eliminó el control estatal de precios, y se dieron un conjunto de leyes favorables para la inversión privada. El contexto externo al que nos enfrentamos fue un poco mejor al afrontado en los ochenta. Los términos de intercambio dejaron de caer y el Perú, como toda ALC, debido principalmente a la menor tasa de interés internacional, se convirtió en un receptor importante de capitales del exterior. 44 Véase, al respecto, Mendoza y Olivares (1999).

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