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Buenaventura: San Gabriel se alista para iniciar su producción comercial a mediados del 2024

El proyecto aurífero San Gabriel, de la peruana Buenaventura avanza con miras a iniciar la etapa de construcción en el 2021. La empresa asegura que entre enero a julio se realizará la totalidad de compras de los equipos principales y secundarios para la construcción del proyecto.

“Avanzamos súper rápido en el proceso de ingeniería con Ausenco, que nos ha estado acompañando en los dos últimos años, y luego empezaremos la construcción en el 2021 para terminarla en el tercer trimestre del 2023”, informó Renzo Macher, gerente de Proyectos de Minas Buenaventura S.A.A.

Agregó que este año, la expectativa es: terminar el estudio de factibilidad, tener un 20% de la ingeniería total y arrancar en el 2021 con la compra de los principales equipos, que ya se han definido.

“Se viene una etapa de pre-comisionamiento y comisionamiento que se traslapa (de movimiento de rocas y tierras) con la construcción; y se tiene previsto (tras iniciar su producción el 2023) tener nuestra primera producción comercial hacia mediados del 2024, la cual será a full escala hacia finales de este mismo año”, estimó.

Etapa de construcción

Refirió que actualmente trabajan en el plan de ejecución de la etapa de construcción, que se hará a través de empresas EPCM, que gestionarán todas las variantes que encierra este proceso, y que involucrará a contratistas especializados.

“Desde enero hasta julio del 2021 se realizarán el 100% de las compras de los equipos principales y secundarios para la construcción del proyecto. Los equipos principales son dos molinos, la chancadora, los tanques, las estructuras metálicas, entre otros”, detalló.

Refirió que el plan de ejecución será integral a través de las EPCM, con todas las especialidades, como es el caso de un contratista de la línea de transmisión de alta tensión para traerla desde la localidad de Titire hasta el proyecto.

“Asimismo, un contratista de media tensión en 20 kv con salas eléctricas incluidas, y otros para las obras auxiliares, depósitos, oficinas, campamento; plantas con eje de agua potable, de agua de mina y de la pre-circulación de agua de planta para la destrucción de cianuro, por ejemplo”, precisó.

Fructífera relación comunitaria

Destacó que el desarrollo del proyecto San Gabriel ha sido posible gracias al consenso que en la mayoría de acuerdos han llegado con las comunidades aledañas, que son las de Oyo Oyo y Corire.

“Con esas comunidades trabajamos desde el 2003, cuando empezamos a minar la zona, y hay una relación muy fructífera de 17 años, basada en la filosofía de responsabilidad social compartida”, explicó.

Anotó que con las autoridades comunales analizaron la solución de los problemas que existen en esas áreas, junto a la sociedad civil, los gobiernos central y regional, los municipios y ONGs; y que además se involucró a representantes de cooperaciones internacionales, “y todos trabajamos juntos para el objetivo común del desarrollo (de la zona del proyecto)”.

“Uno de los acuerdos logrados con las comunidades fue la comprar 2 mil hectáreas de sus tierras, que vienen con prestaciones reciprocas orientadas al desarrollo productivo de esos poblados, que son alpaqueras y agrícolas”, acotó.

También remarcó, que la futura unidad minera San Gabriel va a consumir las carnes, verduras, frutas y todas las producciones de Oyo Oyo y Corire. “La idea es lograr que esas comunidades se desarrollen, ya sea como parte de los trabajadores del proyecto o a través de sus productores locales”, apuntó.

Plantas de tratamiento, salud y educación

Remarcó que la intervención social del proyecto también involucra el reforzamiento de las infraestructuras de la jurisdicción, por lo cual ya están construyendo plantas de tratamiento de agua potable y de agua residual doméstica y un centro estratégico de salud apoyado por el Estado en Ichuña, la ciudad más grande cercana al proyecto.

“En materia de educación, el proyecto contempla becas universitarias y capacitaciones de personal para emplearlos en la fase de construcción, en la cual se van a requerir 2 mil trabajadores”, indicó.

Señaló que sus mejores expectativas, es que la futura mina San Gabriel dure 60 años, pero que actualmente la certeza es de 10 años, “y si en algún momento tenemos que irnos porque no se dieron los 60 sino los 10, queremos que todo quede mejor que cuando llegamos gracias, a los programas de fortalecimiento productivo que desarrollamos”.

“Abrir una mina en los Andes, significa llevar una carretera, llevar una antena de celular, una posta médica, energía y tantas otras obras, que son los ejes sobre los cuales se crea el desarrollo”, subrayó.

Fuente: ProActivo

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