En un efecto rebote tras la crisis financiera del 2007 y 2008, la inversión en exploración minera empezó a repuntar y alcanzó su pico el 2012 en el mundo (US$ 20,530 millones, de acuerdo con S&P Global) y Perú (US$ 905 millones, según el Minem), teniendo como protagonistas a las empresas junior (enfocadas en actividades iniciales). Sin embargo, la posterior caída de precios y otros sucesos globales opacaron el brillo de éstas. Ahora, la exploración comienza a vivir un nuevo auge, pero las “junior” aún no recuperan el terreno perdido, sobre todo, en el país.Miguel Cardozo, director del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), señaló que el 45% de la inversión en exploración en el mundo llegó a ser realizada por mineras junior en este siglo. Hoy, su participación no supera el 25% a nivel global y el 20% en Perú, donde 192 empresas realizaron esta actividad el 2022 (220 el 2021).“La crisis de las ‘junior’ viene del 2012 y 2013. Ahora vemos una recuperación en marcha, pero no uniforme (en todos los países). En Perú no se da por problemas internos. Las ‘junior’ son menos resistentes a los contextos de crisis y hoy la inversión viene de los grandes operadores”, comentó a Gestión.En efecto, solo una ‘junior’ (Cerro de Pasco Resources) estuvo entre las 10 primeras mineras con mayor gasto en exploración el 2022. En enero del 2023, también fue solo una (Tinka Resources), según el Ministerio de Energía y Minas.Al respecto, Sebastián Cruz, analista senior de Renta Variable en Seminario & Cia, recordó que las exploradoras ‘junior’ vivieron un “boom” el 2011. Después, lamentó que la mayoría de ellas no logró desarrollar los proyectos, no accedieron a financiamiento o enfrentaron problemas sociales.“Entre las pocas que sobreviven está Panoro Minerals, con un plan de financiamiento por parte de otra empresa para seguir explorando. Para que se desarrolle su proyecto (Cotabambas) hay un paso grande. Está cerca de Las Bambas, en una zona de alto conflicto minero”, remarcó.Las razones detrásSobre las razones que limitan un nuevo despegue de las mineras ‘junior’, Ricardo Carrión, gerente de Mercado de Capitales de Kallpa, apuntó a la falta de estabilidad política, social y macroeconómica. Si bien el precio de los minerales (US$ 4 por libra de cobre) marca un buen momento, los factores locales estarían pasando la factura.“El escenario de récord de precios de cobre haría suponer que la exploración va a avanzar, pero no están acompañando los otros pilares en el país”, declaró a Gestión.Por su parte, Cardozo indicó que otra barrera empezó a edificarse en el 2016 con el debate de medidas para mejorar la normativa de permisos ambientales para exploración minera. A mediados del 2018, el nuevo reglamento entró en vigencia con el DS 042 del Minem, fijando nuevos parámetros.“Se estableció el silencio administrativo negativo, la necesidad de consulta previa, un análisis al extremo y otros asuntos, como si fuera ya explotación minera”, explicó, tras mencionar que los permisos de exploración en Perú toman ahora entre dos y tres años en promedio, más que en Chile (hasta seis meses) o Canadá (pocas semanas).Así, si bien el número de petitorios y concesiones mineras entregadas en Perú viene creciendo, y la inversión en exploración también lo hizo el 2022 (27.8% a US$ 429 millones), ésta aun no llega ni a la mitad del récord del 2012. Y es que, por la demora en los permisos, advirtió que las exploradoras ‘junior’ enfrentan problemas para levantar capital.“Es una inversión de alto riesgo. Peor aún si los trámites pueden demorar hasta cuatro años. De 1,000 proyectos, solo 100 llegan a perforación y uno a mina”, añadió.La relevancia de las ‘junior’De cara a la próxima década, el repliegue de las mineras ‘junior’ puede tener un impacto negativo. Y es que, por su naturaleza, estas empresas suelen enfocarse en la exploración de proyectos nuevos o “greenfield” y/o zonas poco atendidas, afirmó Cardozo, también miembro de la Comisión Organizadora de proEXPLO 2023.En contraste, refirió que las grandes empresas se orientan a proyectos ‘brownfield’ (ampliaciones e iniciativas para la continuidad de operaciones).Sin embargo, Carrión recordó que las ‘junior’ son las que típicamente descubren las futuras minas que demandan alta inversión e intensiva mano de obra. Precisamente, destacó que estas exploradoras dieron los pasos iniciales para el desarrollo de grandes minas como Toromocho, Constancia, Las Bambas y proyectos como Zafranal.Mensajes claros para la exploraciónPara el 2023, Cardozo reconoció que la inversión en exploración minera y la participación de las ‘junior’ no mostraría grandes cambios respecto a los últimos años. Y es que, si bien hay un extenso debate para hacer más expeditiva la entrega de permisos, lamentó que no haya resultados concretos.En tanto, Carrión mencionó que esta discusión sobre la “permisología” que involucra a la exploración minera inclusive termina teniendo un efecto contrario. “Resulta en nuevas normativas y en vez de aligerar el proceso, lo cargan más”, sostuvo.Sin embargo, consideró que Perú aún puede recuperar el tiempo perdido y volver a atraer a las mineras ‘junior’. No obstante, afirmó que ello demandará una clara voluntad política.“Hay que tener mensajes claros a nivel político. En el periodo de Mirtha Vásquez (ex presidenta del Consejo de Ministros), el mensaje de querer paralizar cuatro minas nos generó una mala reputación. No nos podemos dar ese lujo, pero debemos mirar hacia adelante. Perú tiene un alto potencial de atraer inversiones, pero no es el único en el mundo”, expresó.Fuente: Gestión