Son escasos (no llegan a 5) los proyectos greenfield generados en los últimos dos años. El MEM toma medidas para agilizar la exploración.Una vez cada dos años, los geólogos exploradores se reúnen para tomar la temperatura a los proyectos mineros en ProExplo, el congreso de exploración más grande de Latinoamérica.Así ocurrió la semana pasada, con motivo de la undécima edición de este evento. ¿Qué se vio allí? Pues, mucho ánimo por explorar, pero muy pocos descubrimientos recientes, una fotografía que retrata la situación de la industria de exploración minera.“Los nuevos proyectos mineros se cuentan con los dedos de una mano”, apunta Jorge Granda, gerente general de AK Drilling Perú, empresa de perforación especializada en exploración greenfield (en áreas vírgenes).El programa de ProExplo destacó, precisamente, esos pocos novedosos hallazgos: Antakori (cobre), de Regulus Resources; Ayawilca (zinc y estaño), de Tinka Resources, y Soledad (cobre y oro), de Chakana Copper.De acuerdo al geólogo Miguel Cardozo, vicepresidente de ProExplo 2019, esta magra lista refleja lo que “se ha dejado de hacer” durante los dos últimos años. Y no precisamente por incuria de las compañías exploradoras. TRABAS BUROCRÁTICAS“Proyectos greenfield hay muy pocos, y eso ocurre por las dificultades burocráticas para realizar una perforación”, refiere Álvaro Fernández-Baca, gerente de exploración de Tinka Resources. Detalla que este problema se refleja más en los proyectos de exploración inicial, donde el tiempo de aprobación de un permiso ambiental (declaración de impacto ambiental o DIA) puede demorar hasta dos años, contando desde que se toma la primera muestra de mineral hasta que se realiza la primera perforación.“Conseguir un DIA es un proceso engorroso que nos pone en una desventaja enorme respecto a otros países mineros”, agrega. Osvaldo Aduvire, jefe de medio ambiente de la consultora SRK, estima que los estudios ambientales tardan el doble de tiempo en ser aprobados en relación a hace dos años.“Una causa sería la publicación del nuevo reglamento ambiental para exploración minera, más restrictivo, por cuanto incorpora el silencio administrativo negativo”, indica. Consecuencia de esto es que la cartera de inversión minera se mantiene “en los US$59 mil millones de siempre” porque no se incorporan nuevos proyectos, agrega Guillermo Shinno, ex viceministro de Minas. MEA CULPA DEL MEMAfortunadamente, el MEM parace haber tomadoconsciencia de esta situación. Prueba de ello fue el mea culpa expresado por Francisco Ismodes, ministro de Energía y Minas, en ProExplo. “Somos conscientes de que nuestra mayor atención se ha centrado en los proyectos en construcción, pero los de exploración también necesitan acompañamiento”, dijo.En ese sentido, dio a conocer un paquete de iniciativas encaminadas a destrabar los cuellos de botellas burocráticos, particularmente, en el caso de la consulta previa. También se comprometió a publicar un nuevo reglamento de procedimientos mineros y a hacer un seguimiento exhaustivo de los proyectos de exploración, entre otras medidas.