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Sería un error convertir a comunidades en accionistas de empresas mineras: Víctor Gobitz

2019-12-19

El Perú flaquea en infraestructura, sobreregulación y acceso a tierras para el desarrollo de la actividad extractiva, al menos así lo evidencia el Índice de Competitividad Minera, documento estadístico de consulta elaborado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), el cual invita a reflexionar sobre las tareas pendientes por resolver y las virtudes que bien vale no descuidar. Víctor Gobitz, con experiencia de sobra en el sector, desmenuza los aspectos más llamativos de este estudio.

¿Por qué el Perú debería medirse en materia minera?

Porque somos una industria que compite a nivel global y regional. Lo que no se invierte en nuestro país, se invierte en otras jurisdicciones con mayores facilidades. Dicho esto, el Perú ha tenido un crecimiento muy importante en la industria minera, pero no ha desarrollado todo su potencial, como es el caso del portafolio del cobre, que es tan importante como el de Chile.

El Índice de Competitividad Minera nos permitirá medir el progreso de la industria peruana. Somos muy competitivos en términos de calidad de yacimientos, en el ecosistema de proveedores de bienes y servicios, contratistas, capital humano y gerencial.

Sin embargo, no somos tan competitivos en infraestructura en comparación con otras localidades de América. Si no tenemos una red logística constituida por carreteras, vías ferroviarias, puertos, aeropuertos, no lograremos salir al mercado con un producto que tenga buena calidad y que genere margen.

¿De qué manera la falta de infraestructura puede afectar a la competitividad minera?

Las Bambas es un caso extremo, por ejemplo, ya que se sitúa en la cota más alta del Perú y desde ese punto llegar al puerto costero más lejano. Escenarios similares también afectan a los clústeres mineros del sur y norte del país. Si queremos desarrollar este potencial, tanto Estado como empresas deben trabajar un plan de infraestructura que no solo será usada por el sector minero, sino que también será compartida por otras actividades económicas.

El Índice de Competitividad refleja también que andamos mal en regulación, ¿qué hace falta para mejorar este aspecto?

Tramitar un permiso de exploración en el Perú puede tomar hasta tres años, eso es demasiado si observamos a ciudades como Nevada, donde el permiso se obtiene en tres meses. Entonces, la regulación es un factor que amerita ser medido para saber qué estrategias deben ser formuladas para reducir esos plazos.

Y en el mismo campo de la regulación, la aprobación de un proyecto minero constantemente tiene que ser revisada por nueve instituciones distintas del Estado. Si bien el Estado ha propuesto la creación de una Ventanilla Única para simplificar los procesos de tramitación, resulta insuficiente si esta no va acompañada de un mecanismo más urgente.

¿Cuál sería este mecanismo?

El silencio administrativo positivo, eso es lo que le hace falta a la Ventanilla Única. Con este silencio administrativo, si la autoridad no emite una respuesta a una solicitud de proyecto minero en un plazo perentorio, se dará por aprobada la solicitud.

Sumado a ello, personalmente propondría la aplicación de una caución de carta fianza que permita arrancar el proyecto. Esto generaría una dinámica veloz que posibilitará la aprobación de los US$ 60,000 millones de inversión que actualmente tiene el Perú en proyectos mineros.

¿Es justo que las mineras deban esperar cada año si le renuevan o no los beneficios tributarios para la exploración?

La exploración es una actividad de alto riesgo, pero imprescindible. En el caso minero, se estima que, de mil proyectos de exploración, solo uno se convierte en una mina. Sin embargo, es un esfuerzo que permanentemente debe realizarse para generar nuevas reservas.

La exploración de un yacimiento implica el pago de bienes y servicios, y, por ende, de impuestos, los cuales no son recuperados por el sector. Al no haber un reglamento que permita la devolución de impuestos, la empresa termina con un sobrecosto del 20%.

La dificultad para acceder a tierras retrae el desarrollo de nuevos emprendimientos, según se infiere del Índice de Competitividad, ¿Por qué nos va mal en este asunto?

La minería se desarrolla en las zonas altoandinas que por lo general pertenecen a comunidades campesinas. Negociar un acuerdo para acceder a esas tierras toma tiempos prolongados. Además, con el cambio de autoridades locales, los acuerdos firmados previamente vuelven a foja cero para ser reevaluados y/o modificados. Todo ello genera incertidumbre y le resta competitividad al país.

El dinero obtenido por el pago de las tierras debe convertirse en una de las tantas fuentes para el desarrollo sostenible de las regiones donde opera la minería. Bien podría servir que el Estado peruano comunique las buenas prácticas del sector para colmar las expectativas de las comunidades y lograr que el acceso a las tierras sea en los plazos más cortos posibles.

¿Sería responsable introducir la figura de “licencia social” en la actual Ley de Minería?

Con las comunidades no se puede hablar de licencia, pero sí de acuerdos o pactos que permitan el acceso a un terreno para el desarrollo de la actividad minera. Lamentablemente en este aspecto no hay regulación alguna, ya que los acuerdos son validados a mano alzada por los dos tercios del padrón que conforma a la comunidad. No puede ser posible que los US$ 60,000 millones de inversión minera que espera todo un país deban ser resueltos a mano alzada en una asamblea general y no mediante un voto secreto e informado. Además, al no existir una regulación, nadie sabe si el acuerdo finalmente suscrito será respetado o no en el tiempo.

Lo único que generará la licencia social será espacios para la distorsión y retracción de proyectos mineros que muchas veces tienen influencia en más de una comunidad y por ende un impacto considerable en la economía local con la compra de bienes y servicios.

¿Ayudaría en la relación empresa-sociedad convertir a las comunidades en accionistas?

Eso sería un error. Se cree que el negocio minero siempre va a rendir, y no es así. Nuestro futuro depende mucho del precio del metal, por lo que es de alta volatilidad. Un negocio con precios bajos tiene menores utilidades y capital para el sostenimiento de sus actividades. Ante un escenario como este, es probable que la comunidad accionista termine por diluirse.

Una persona se convierte en rentista del negocio porque tiene los conocimientos para generar riqueza, mas no por haber nacido en un determinado territorio. Por ello, convertir en rentistas a un grupo minoritario solo por ser originario de una zona es un error que podría conducir al derroche de dinero en fines incompatibles con el desarrollo sostenible o capacitación de la comunidad.

¿Por qué no está presente en el Índice de Competitividad Minera el factor tecnología?

La industria minera en el Perú dispone hoy de un completo ecosistema de soluciones innovadoras. En tal sentido, la tecnología no es ningún escollo para la competitividad. Prueba de ello es que en nuestro país operan las empresas de alta vanguardia, tales como Newmont Goldcorp, Barrick, Teck, BHP, Vale, Grupo México, Gold Fields, es decir, somos una plaza donde operan los grandes jugadores mundiales de la minería y por lo tanto la tecnología es accesible.

Respecto a la minería pequeña, la investigación y el desarrollo científico es menor. Por este motivo, es necesario que las universidades y gremios profesionales se involucren en la cadena con la invención de nuevas herramientas tecnológicas que optimicen la performance de este segmento de la industria extractiva.

El potencial geológico del Perú es uno de los más admirados en el mundo; sin embargo, es visible un descenso en las reservas de oro, ¿debería preocuparnos?

Cuando uno toma una decisión de inversión, considera diversas variables como la calidad del yacimiento y la recuperación metalúrgica, las cuales son tan robustas que terminan por convencer al inversionista de correr el riesgo de enfrentar problemas sociales, exceso de trámites para permisos y mayores costos logísticos por menor infraestructura.

Y sí, aún hay reservas de oro en el Perú; no obstante, los problemas de permisología, falta de acceso a tierras e insuficiente infraestructura han retrasado la ejecución de proyectos auríferos que mayormente era realizado por las mineras junior. Necesitamos ese tipo de protagonistas para que nos ayuden a buscar y desarrollar nuevos yacimientos.

Fuente: Energiminas


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