Libro La Tierra y sus minerales

241 EL MUQUI, LA GRINGA Y YO sis de trabajo seguro (ATS) y de los checklist y luego empezaron nuestras labores. En ese momento, desempeñaba el cargo de operador de camioneta. Cerca de la una de la mañana, recib la orden de mi supervisor para dirigirnos al nivel cero, me estacion de manera defensiva y el supervisor me indicó que lo esperara en ese punto ya que l iba a bajar a ver la lnea de extracción del mineral. Esper un buen rato al supervisor, antes de caer en un sueño profundo, en el cual se me apareció una hermosa dama, esbelta, de tez blanca, con cabello rubio, un polo escotado y una minifalda, muy atractiva, por cierto. La hermosa dama me pidió que la llevara al parque y como en mi sueño estaba en Tarma, acced a su petición. Ella abrió la puerta y se sentó en el asiento del copiloto. Al avanzar un tramo, escuch una voz muy aguda que me deca voy a bajar, la voz vena del asiento de atr s. Al voltear, me di con la grata sorpresa de que se trataba de una anciana con el rostro muy arrugado y muy pequeña. “S, claro”, le respond asombrado. La anciana me volvió a hablar y me dijo que ten a un bulto en la tolva, que por favor lo bajara. Sin pensarlo mucho, le dije que s y, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta y dirigirme a la tolva para sacar el bulto de la anciana, escuch el sonido de un claxon. Entonces, me despert asustado por la presencia de la gringa y la anciana, mir mi reloj y me percat que reci n hab an pasado unos 15 minutos.

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