—Parece que tienes razón. —El libro que le dice que se debe respetar la vida de la tierra. No se debe matar la naturaleza. Pueden sacar los minerales, pero respetando la tierra. —¿Y cómo har an eso, hija? —No s cómo, pero deben respetar nuestras lagunitas, los ros, las plantas y sobre todo nuestra pajita de los puquiales. —Ah, qu bien, hija. A buena hora te envi a la escuela. —A mi escuela la quiero mucho. Tambi n, a la lectura. Leyendo aprender m s. —Me asustas, hija. —Es que quiero ser minera. Una minera que cuide la tierra. —¿Minera? —S, mami. Y te agradezco por no darme un celular. —Bueno, hija, luego conversamos. Ahora vamos al campo a pastar el ganado. 325 UNA NIÑA QUIERE SER MINERA FIN
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