Libro La Tierra y sus minerales

337 EL CHINCHILLIKU DE LAS BAMBAS encontraba. Mariano le preguntó cómo iba a ser su ayuda y adem s le dijo que l estaba contento con lo que posea. El Señor, de tez reluciente, invitó a Mariano para conversar en las alturas de Ajanja el martes a la medianoche. Don Mariano aceptó la invitación del señor de tez reluciente. Al da siguiente, don Mariano se puso pensativo y le avisó a su mujer sobre el sueño que hab a tenido. Su mujer le dijo: —Sueño es sueño. Si es un buen sueño avsame y si es un sueño malo av sale al perro o al agua. Don Mariano, muy desconcertado, decidió ir a Ajanja el da señalado. Como estaba lejos de su estancia, alistó su coca, su traguito y su cigarro para el camino. Haciendo tres cruces en la Pachamama emprendió el viaje. En el camino, a veces se pon a en una situación de incertidumbre, y en otras ocasiones pensaba de manera positiva y se preguntaba: —¿Me dar 100 cabezas de ganado? En otros momentos, pensaba negativamente y se dec a a s mismo: —Quiz s ya no regresar . A la medianoche, don Mariano llegó al lugar citado masticando su coquita y en el sitio indicado no haba nadie. Un poco pensativo, miró el cielo y se sentó al costado de una peña y all haba un qhanqayllu (especie de soca-

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