Libro La Tierra y sus minerales

garros para pedir piedad. Tambi n les dijo que no dormiramos para pedirle perdón y que le dar amos la mejor comida para pedirle permiso porque ellos no lo haban realizado. Los dueños solo agacharon la cabeza y se retiraron. Al da siguiente por la tarde, Valecha miró al sol y dijo que la Pachamama ya estaba tranquila. Luego de escucharlo, mir a mi abuelo con l grimas en los ojos y l me abrazo. Entonces, me dijo que recordara que la tierra era sagrada, que deba ser agradecido y que el tiempo no regresa. Ahora el lugar donde l trabajó est desolado, triste, marchito; dijeron que reverdecera, pero los ojos de pap Teodoro aún no han podido verlo. Abrac a mi abuelo con la esperanza de que mis ojos lo ver n alg n d a. FIN 343 LA TIERRA ES SAGRADA

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0Mzk2