Libro La Tierra y sus minerales

393 SARU, LA PRINCESA DE COBRE m s distante, vivan una pareja de abuelangos, Samin y Sisa, junto a su nieta Saru, quienes siempre apoyaban y ayudaban a todos los pobladores de Churajón y a quienes pasaban procedentes de otros pueblos. Lo curioso es que ellos siempre se mantenan junto a Saru. El rostro de Saru siempre estaba alegre y su piel cobriza resplandeca con las cadas de los atardeceres clidos y acogedores. Sus abuelangos e Iris se manten an siempre cerca de ella cuid ndola. Una tarde de tantas, un cóndor cayó del cielo y no pudo levantar m s el vuelo. Los pobladores de Churajón se asustaron y comenzaron a esconderse. —¡El Macamam!, ¡el Macamam! est cruzando la tierra, el cielo y las aguas, ah se marca el fin de los tiempos —gritaba la gente. Los linlichos, las linlichas y los ternejos cayeron en cama y su piel se volvió amarillenta. Los abuelangos no podan levantarse y sus cabellos perd an su color. Todos comenzaron a enfermarse. Los animales se acercaron al pueblo pidiendo ayuda. Las llamas, alpacas, vicuñas y guanacos se juntaron mientras se ca a su pelaje o cambiaban de color. Los cututos y cobayas ya no corran. El tiluchi no volaba. Los gatos serranos ya no sal an a cazar y hasta los pudus no saltaban en los Andes. El Macamam pasó por todos los abuelangos. Se juntaron desde Huactallacta (Pocsi),

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