Libro La Tierra y sus minerales

ció a Unay, un perro con pelaje blanco y amarillento, quien se unió a las plantas y animales que hab an perdido su color. Saru le respondió: —Escucha el llamado de los animales, el silbido y quejido de las plantas. Del fondo de la tierra siento que llaman, en las mañanas calurosas y en las tardes fr as, y en las noches siento en mis pies un calor inusual. —Ven caminemos, es momento de ingresar a tus dominios —le dijo Unay. Apakhana delante de ellos iba abriendo el paso ante la gente que apenas podan caminar. De repente, desde el fondo de la tierra una gigantesca cueva se abrió ante el paso de Apakhana, quien subió en su lomo al cóndor ca do, y junto a Saru y Unay iniciaron un viaje a lo profundo de la tierra. Al final del camino encontraron un palacio, de color rojo cobrizo, que lata como el corazón de las vizcachas y donde poco a poco se juntaron ellas alrededor de Saru que tiernamente las acarició. 395 SARU, LA PRINCESA DE COBRE

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