Libro La Tierra y sus minerales

407 DONATO, EL PASTORCITO QUE LLEGÓ A SER INGENIERO —¡Ovillo blanco!, ¡ovillo blanco!, ¿dónde te metiste? —dec a Donato. Pero lo único que escuchaba era el ¡cric, cric! de los grillos y el eco de su voz. Caminando y caminando estuvo largo rato, hasta que a lo lejos pudo mirarla gracias a su color blanco que resaltaba en medio de la oscuridad, se dio cuenta que como era pequeña se distrajo bebiendo agua de un arroyo que nac a de unos puquiales. Como era ya casi de noche, Donato notó que en ese lugar los cerros ten an una tonalidad verde claro y le llamó mucho la atención. De regreso a su casa, recordó ese color caracterstico de aquel lugar que le llamó tanto su atención; pensando y pensando, se quedó profundamente dormido hasta el da siguiente. Muy temprano, al despertar, se alistó para asistir a la escuelita y conversar con su maestra. Entonces, dijo: —Tengo que preguntarle a mi maestra ¿por qu tienen ese color los cerros?, parecen de otro planeta. Despu s de saludar a la maestra y a sus compañeros, Donato consultó: —Profesora Tomasa, ¿por qu la tonalidad verde de esos cerros?

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