Libro La Tierra y sus minerales

—¡Pachamama! Vengo para agradecerte por todo lo que me das, tambi n te pido que sigas cuidando a mi querido Q’ori, donde est . Esta vez la Pachamama no respondió, solo una brisa suave rozó sus mejillas y le dio tranquilidad a Túpac, quien con paso lento regresó a su casa, de pronto vio a lo lejos a su querido amigo Q’ori, ambos corrieron para abrazarse y con l grimas de alegra agradecieron a la madre tierra y comprendieron que aquella vez ella estaba probando la bondad de sus corazones y el valor que decidieron asumir por el bienestar de su pueblo… Aquel d a, la Pachamama encontró un corazón de oro en ellos. 43 TÚPAC, CORAZÓN DE ORO FIN

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