Libro La Tierra y sus minerales

F lix, la Quchamama le explicó que la explotación de estos recursos de la madre tierra, nos ayudan a mejorar la economa de todos en nuestra patria. Ya era de tarde cuando los dos salieron de all para continuar su viaje. En el transcurso, F lix sintió un cosquilleo en el cuerpo y revisando su chuspita de coca descubrió durmiendo a un chinchilico de color rojizo. El susto hizo que cayera de improviso en un cerro cerca de Torata en Moquegua. Él observó muy detenidamente a este pequeño ser, ya que en su trabajo jam s lo hab a visto. El pequeñ n le dijo que se llamaba Auquichu, explic ndole que al tener ganas de comer coca asomó su cabecita en la chuspa y al satisfacerse se quedó dormido. La Quchamama le manifestó a F lix que semejantes al chinchilico, haba criaturas m - gicas en nuestra tierra, se dirigió a Auquichu y le dijo que los acompañara en su viaje. El chinchilico encantado por la amabilidad de la Quchamama, aceptó. Luego de ver su chuspa sin nada de coquita, F lix decidió caminar en Torata, un poco enojado por la maldad de Auquichu. Pero resignado a llevarlo por cariño a la Quchamama, al poco tiempo en su caminar descubrió que Auquichu no estaba, en voz alta gritó: —Este chinchilico, ¿dónde se ha metido? Una señora que pasaba por all le dijo con voz burlona: 61 FÉLIX Y LA QUCHAMAMA

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