Popito se subió a la espalda del cóndor y sobrevolaron todo el da. Es as que la llamita pudo observar por primera vez lugares hermosos que nunca haba podido imaginar, y mucho menos poder verlos desde lo alto del cielo como lo hac a el cóndor, quedando muy impresionado por los hermosos lugares. Al llegar el atardecer y despu s de tanto volar, fue cuando por fin ambos pudieron observar a lo lejos unas luces brillantes de muchos colores, y se dieron cuenta que era ese el lugar que tanto buscaban. LA TIERRA Y SUS MINERALES 98
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