Libro La Tierra y sus minerales | Segunda edición

199 198 La Tierra y sus minerales En el camino a su casa, Sibenito se encontró con el alcalde Ramón, quien le preguntó: —¡Qué sorprendido se te ve! ¿Qué has visto, Sibenito? —Vi una roca muy brillante —le respondió el niño. El alcalde le pidió a Sibenito que no le contara nada a nadie, prometiéndole que haría revisar la zona, ya que podría ser peligroso. El alcalde Ramón trajo al pueblo a un explorador, quien confirmó que lo encontrado era una veta de oro. El explorador sugirió que informaran al pueblo, pues podría ser muy beneficioso para todos. Sin embargo, el alcalde prefirió no hacerlo y convocó una reunión, donde advirtió a los pobladores que no se acercaran a ese lugar porque era peligroso. Sibenito le dijo a su padre que Ramón estaba mintiendo, pero él no le prestó atención y le indicó que no se acercara a esa zona porque lo había ordenado el alcalde. Sibenito, inconforme, buscó al explorador y pensó en una forma de comunicar a la población la importancia de ese lugar a través de dibujos, para que todos entendieran los beneficios que podrían obtener si trabajaban en conjunto. El domingo, durante la feria del pueblo, Sibenito subió al campanario de la pequeña iglesia y gritó: —¡Huñunakuy, huñunakuy! Pero nadie le prestó atención, así que volvió a gritar, esta vez en castellano: —¡Reunión, reunión! Sibenito bajó del campanario y se acercó al explorador, que estaba cerca de la iglesia. Los pobladores se reunieron alrededor de ellos, y así pudieron contarles los planes que tenía el alcalde. Al escuchar esto, los pobladores se quedaron sorprendidos y decidieron oír todo lo que Sibenito y el explorador tenían que decirles. Asustado, el alcalde Ramón intentó huir del pueblo, pero el veloz Otto lo alcanzó y lo atrapó. Los pobladores, indignados, decidieron expulsarlo. El explorador explicó a los pobladores la necesidad de traer equipos para extraer el mineral, pero también indicó que todo el pueblo participaría para que pudieran beneficiarse de las riquezas que ofrece la minería. Sibenito, en voz alta, pidió que mejoraran la escuela y que enseñaran castellano a todos los pobladores, para que no volvieran a ser engañados. Y así fue como el pueblo de Sibenito se convirtió en uno de los más prósperos de la región. Mejoraron la escuela, construyeron nuevos caminos y todos aprendieron un nuevo idioma. El gran Sibenito

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