201 200 La Tierra y sus minerales Tacna Érase una vez, en un pueblo muy lejano, en las alturas de los Andes, una comunidad llamada Kachaki, que en español significa “riqueza”. En aquel pueblo vivían pocas familias, entre ellas la de Khuyay, cuyo nombre significa “amor”. Esta familia se dedicaba a labrar sus tierras y a la ganadería. En Kachaki, los pobladores desconocían las riquezas que existían en sus tierras y los minerales que yacían en sus suelos. Con el tiempo, la familia de Khuyay decidió enviar a su hija mayor, Wayta, cuyo nombre significa “flor”, a la ciudad para que continuara sus estudios y se convirtiera en una gran Un lugar llamado Kachaki Akemy Valentina Rojas Ochoa Institución Educativa Fiscalizada Toquepala profesional. Wayta decidió estudiar Ingeniería de Minas, una carrera que la apasionaba. Tras cinco años de esfuerzo, terminó su carrera y regresó a su pueblo para visitar a su familia. Mientras trabajaba en el campo, Wayta notó distintos colores en la superficie y pensó que podría haber minerales en el suelo. Pasaron unos meses, y los resultados de sus estudios confirmaron su sospecha: había mineral en sus tierras. Entonces propuso a sus vecinos formar un grupo de trabajo y enseñarles a extraer los minerales. Al principio, los pobladores creían que no era una buena idea, pero Wayta les explicó cómo dejar de labrar para centrarse en la extracción del mineral podría mejorar su economía. Finalmente, los pobladores aceptaron y, con gran alegría, comenzaron a trabajar las tierras de manera diferente, extrayendo los minerales de las piedras y rocas. Con el tiempo, la comunidad de Kachaki se transformó en un lugar próspero, con mucho trabajo y progreso. Las personas comprendieron que, con la unión de todos, podían lograr el crecimiento a través de la minería, que genera desarrollo económico y educativo. Hoy en día, Kachaki es uno de los pueblos más unidos, donde existe una minería responsable. Y así, en Kachaki, todos viven felices. Un lugar llamado Kachaki
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