241 240 La Tierra y sus minerales Trujillo En un lugar muy, muy lejano, ubicado entre las montañas, vivían unos niños que jugaban cada día y compartían alegrías. Un día, durante la hora del recreo, la siempre brillante Platalina propuso un juego: —Amigos y amigas, ¿quién quiere jugar a la ronda? —¡Síííí, me encantaría! —respondió Oracio—. ¡Vengan, Cobriza y Zincito, esto será muy divertido! Cobriza, entusiasmada, exclamó: Platalina y sus brillantes amigos Arantxa Katalina Sánchez Cruz Fleming College —¡Plumbito, tú también! Así, los cinco niños se tomaron de las manos y formaron una ronda. Mientras giraban, lucían sus atuendos brillantes y accesorios metálicos con los que estaban vestidos. Platalina vestía de plateado, Oracio de dorado, Zincito de azul, Plumbito de gris plomo y Cobriza de naranja. Cuando jugaban felices, la señorita Madre Tierra avisó que el recreo había terminado: —¡Niños, niñas! ¡Todos al salón! El recreo terminó. Cuando todos estuvieron ubicados en sus asientos, la señorita Madre Tierra comenzó a hablar sobre la importancia de los metales para el desarrollo de la humanidad. Platalina, Oracio, Cobriza y Plumbito empezaron a discutir sobre cuál metal era el más importante, pero la profesora pidió silencio y atención: —Niños y niñas, cada uno de los metales es importante: el cobre, el plomo y el oro conducen la electricidad; con el oro y la plata se fabrican joyas; y el zinc recubre y protege otros metales, haciéndolos más valiosos para el beneficio de las personas. Luego, la señorita Madre Tierra les pidió que terminaran la discusión y se unieran. Todos se abrazaron felices, sabiendo que los metales son valiosos y necesarios para la humanidad. Platalina y sus brillantes amigos
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