Libro La Tierra y sus minerales | Segunda edición

Quri lluqsinamanta 27 26 La Tierra y sus minerales Así, las lágrimas del Sol cayeron sobre los nevados y, con el frío de la nieve, se solidificaron y se convirtieron en piedras doradas que quedaron guardadas en los cerros. Un día, una señora llamada Minerva caminaba cerca de un cerro y encontró en el suelo una piedra dorada. La tomó en sus manos y escuchó una voz; era uno de los apus de los cerros que le decía: —Minerva, esa piedra dorada que tienes en tus manos se llama oro. Llévala al río, introdúcela en el agua y piensa en aquello que necesitas: alimentos o vestimenta y se convertirá en eso. Minerva, agradecida, respondió: —Muchas gracias. La voz añadió: —Ve y cuéntale a tus vecinos. Yo guardaré este oro y se los daré siempre que vivan en paz y armonía. Las personas del pueblo reflexionaron y prometieron vivir en paz entre todos. Finalmente, fueron al río, llevaron el oro y lo pusieron en el agua, y se convirtió en alimentos, ropa y todo aquello que necesitaban. Estaban muy felices. Las nubes, al ver que la población vivía en paz, salieron de su escondite. Llenas de alegría, enviaron pequeñas gotas de lluvia al pueblo. Entonces todo floreció; las plantas y los árboles se llenaron de frutos. Las personas comprendieron que cuando el corazón está lleno de bondad, todo a su alrededor florece. Así, Perú se convirtió en un pueblo próspero y feliz.

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