Libro La Tierra y sus minerales | Segunda edición

313 312 La Tierra y sus minerales que eran para el mundo, llenos de pesimismo sobre la vida y sobre ellos mismos. Los demás minerales, siempre unidos, notaron el miedo, el pánico y la inseguridad de los primos Cobres. Decidieron apoyarlos, dándoles confianza, optimismo y su apoyo incondicional para que superaran sus temores. Les recordaron lo valiosos que eran y el gran talento que poseían, siendo el motor de la industria que facilitaba materiales imprescindibles para sectores tan diversos como el automotriz, las telecomunicaciones o la electricidad. ¡Así lograron inyectar valentía y confianza a los primos Cobres, quienes finalmente decidieron dar lo mejor de sí en el festival! Y así, finalmente, llegó el esperado día. El ambiente estaba lleno de emoción y alegría, y sobre todo de compañerismo y amistad entre los minerales. Cada mineral hacía su entrada caminando por una gran alfombra roja, rodeado de cámaras y luces, con muchos seguidores de todo el mundo. El primero en presentarse fue el señor Cobre, llegado desde Apurímac, Las Bambas, con un ponchito multicolor. Degustaba las ricas papas andinas y su charqui (carne seca) al son de un huayno, zapateando con tanta energía que hacía remecer el suelo con sus contagiosos pasos de baile llenos de energía. También ingresaron, al mismo tiempo, los primos Cobres de Arequipa, desde Cerro Verde, conocidos como los lonccos. Lo hicieron al son de un carnaval arequipeño, disfrutando del rocoto relleno, el pastel de papa y la chicha de guiñapo (maíz morado). A continuación, hizo su entrada el primo Cobre de Cusco, Espinar Antapaccay, con un chullo de lana de oveja y su huatia de papas (papas cocidas bajo la superficie), acompañado de su chacco (arcilla medicinal). Festimineral

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