317 316 La Tierra y sus minerales Apurímac Antiguamente, existía un gran jefe de todas las personas y su nombre era Atahualpa, quien trabajaba con las pequeñas familias. Estas familias tenían mucho oro y alimentos en gran cantidad. Por esta razón, los padres de familia ofrecían numerosas ofrendas, como las crías de llamas a los apus (cerros), a Tierra y al dios Inti. Años después, llegaron personas con intereses económicos y una gran ambición. Comenzaron una intensa búsqueda de Atahualpa para quitarle la vida y apoderarse de sus vastas riquezas de oro. Tristemente, lograron encontrarlo, lo capturaron, ataron sus manos y pies, y finalmente lo ahorcaron con sogas de paja. Qoriyuq apu runamanta Jhon Emerson Huamaní Álvarez Institución Educativa N° 501193 Juan Santos Atahualpa Hapuro Ante tanto sufrimiento, Atahualpa pidió a su pueblo que reuniera todo el oro y lo entregara a cambio de su vida. Con rapidez, todas las familias obedecieron la petición de Atahualpa, con la esperanza de que no ocurriera lo peor. Los invasores recibieron con alegría todo el oro reunido. Sin embargo, al final, asesinaron a Atahualpa, ahorcándolo con una soga de paja. En el pueblo de Cotabambas, la entrega del oro aún no se había realizado. Mientras descansaban en el cerro Pitiq, los habitantes se enteraron de la muerte de Atahualpa. Decidieron entonces no entregar el oro que llevaban. En su lugar, resolvieron enterrarlo en una oscura Qoriyuq apu runamanta
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