351 350 La Tierra y sus minerales La Libertad En las alturas de Pomata, Puno, en una fría mañana de invierno, un minero llamado Arqui, con muchos años en su oficio, exploraba las altas montañas. Era un hombre recio, de estatura mediana, moreno y de ojos color negro intenso. El guardián de las montañas Luna Michel Alejandro Vargas Institución Educativa Particular Aiapaec Arqui se distrajo y perdió el camino de regreso a casa. Asustado, se sentó al borde de unas piedras y comenzó a lamentarse. Fue entonces cuando escuchó: “Pla, plu, plí”. Eran gotas de agua que salían de algún lugar desconocido. Comenzó a caminar, y de nuevo resonó: “Pla, plu, plí”. En ese momento, apareció un niño de unos 8 años, de rostro ovalado, cabellos rubios y envuelto en una tenue luz; parecía perdido y triste. Sorprendido, Arqui le preguntó: —¿Cómo te llamas? —Chayllakikuy —respondió el niño. —¿Tienes papá y mamá? —le consultó Arqui. —Sí —respondió Chayllakikuy. —¿Sabes dónde está el camino? —le preguntó Arqui. —No —respondió Chayllakikuy. —¿Qué haces en estas montañas, y solo? —le consultó Arqui. El guardián de las montañas
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