Libro La Tierra y sus minerales | Segunda edición

353 352 La Tierra y sus minerales —Cuido los alrededores de las montañas, donde ustedes extraen los minerales —respondió Chayllakikuy—. Protejo el agua y sus vertientes, cuido de los animales y su alimento. Pero en los últimos tiempos me he sentido agotado y cansado. Podría pedirle que, cuando encuentre el camino a casa, hable con su gente para que cuiden su entorno. También deberían pedir ayuda a las autoridades para evitar la contaminación de los suelos que los rodean. Al escuchar esto, Arqui exclamó: —¡Entonces existes! ¡Eres el guardián de las montañas! Chayllakikuy, debilitado, le contestó: —Sí. Cuando Arqui al fin encontró el camino de regreso, llegó al pueblo y, sin demora, lo primero que hizo fue reunirse con todos los representantes de la comunidad para informarles lo sucedido. Los ancianos del pueblo aconsejaron que los mineros podrían ayudar a resolver el problema, pero que debían contar con el apoyo de personas especializadas que ya habían visitado sus poblados para evitar la contaminación del entorno. El pueblo comprendió la gravedad del problema, y así recibieron a las autoridades y a expertos en la materia. Juntos, transformaron la extracción de minerales, como el oro, la plata y el hierro, en un proceso responsable, en el que la comunidad y la empresa minera se beneficiaban de forma mutua. Cuando Arqui regresó al camino donde una vez encontró a Chayllakikuy, solo vio una luz incandescente, de la cual emergió una voz que le decía: “Querido Arqui, gracias a ti, he regresado al lugar al que pertenezco. Ya no camino triste ni debilitado. Que la prosperidad lleguea todos”. El guardián de las montañas

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