Libro La Tierra y sus minerales | Segunda edición

363 362 La Tierra y sus minerales Luego presentaron al Cuarzo: transparente, relajado y calmado. Solo verlo me dio paz. El jurado le dio 8 puntos. Pensé que era el último participante, hasta que anunciaron al siguiente: el Oro. Era brillante, dorado y fuerte. Todos lo aplaudían y querían tocarlo. Los duendes lo miraron asombrados y le dieron el máximo puntaje: 10 puntos. Todos ya daban como ganador al Oro, pero sucedió algo inesperado. Un ser raro, de plomo oscuro y con muchos agujeros, salió gritando: “¡Yo soy la Tierra, y sin mí, ustedes no existirían!”. Me levanté y aplaudí, porque lo que dijo era cierto. En ese momento, exclamé: “¿Dónde se encuentran los minerales? ¡En la Tierra!”. Todos se dieron cuenta de que estaba escondido. Quise salir corriendo, pero tropecé y grité: “¡Déjenme, déjenme!”. Luego abrí los ojos... estaba en mi cama. Todo había sido un sueño. Entonces me puse a pensar: en el colegio me enseñaron que todos los minerales son importantes. Sin ellos no tendríamos relojes despertadores (hechos de cuarzo y sílice), ni lámparas para iluminarnos y calentarnos en estas frías mañanas de invierno (porque están hechas de bronce, cobre y estaño). ¡Y ni pensar en ir al colegio en el auto de papá! No tendríamos ni titanio ni hierro, y mucho menos otros materiales para fabricar vehículos. Por eso debemos cuidar nuestro planeta. Aunque haya sido un sueño, entendí que todos los minerales son importantes, diferentes y útiles en cada cosa, y que todo eso nos lo da la naturaleza. Concurso de los minerales

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