367 366 La Tierra y sus minerales un rico adobo de carne, y al regresar a casa siempre veía a su madre lucir con alegría el collar de oro que él, con tanto amor, había elaborado. Los miércoles, José solía visitar a su amigo, el señor de los deseos, quien le contaba historias divertidas y le hablaba de su hermano. Luis, arrepentido del mal deseo que había tenido contra su hermano, le pidió al mago, en el idioma de los cóndores, que lo perdonara. El señor le dijo que, si ayudaba a unos turistas perdidos a encontrar su camino a casa, lo haría. Luis obedeció. Alzó sus alas y emitió un fuerte sonido para guiar a los turistas por un camino mágico, lleno de árboles y tan brillante como el oro. Por su arrepentimiento, el mago le regaló una figura de un cóndor hecha de bronce, para recordarle que no debemos desear ser ricos en minerales, sino en bondad. Ambos hermanos se volvieron buenos y ahora trabajan juntos en la mina de Arequipa todos los días, siempre haciendo el bien a los demás, sin robar nada, y ayudando a los turistas que se pierden, guiándolos por el camino mágico, brillante como el oro de las minas, cada vez que tienen la oportunidad. También ayudan a los pobres, recordándoles que siempre habrá una mano amiga que no los dejará solos. Pero lo que más disfrutan los hermanos es ver a su mamá, bella como las estrellas, luciendo el collar que José había hecho tras intercambiar una calabaza y dos frijoles. Así que, si alguna vez vas a Arequipa, anímate a visitar las minas. Quizás encuentres al señor recompensador. El minero afortunado
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