Libro La Tierra y sus minerales | Segunda edición

377 376 La Tierra y sus minerales —Hola, yo soy Cobre, un excelente conductor de electricidad y calor. Puedes encontrarme en alambres, cables, monedas, utensilios de cocina y adornos —dijo la primera roca. —Hola, yo soy Plata. Al igual que Cobre, estoy presente en muchos objetos, pero mi color es metálico y brillante —manifestó la segunda roca. —Yo soy Zinc, de color blanco azulado, y soy útil para baterías, misiles, pinturas y esmaltes —comentó la tercera roca. —Yo soy Carbón, de color negro. Soy un combustible doméstico; seguro me has visto en alguna parrilla —dijo la cuarta roca. Valentino escuchaba con atención a cada una de ellas, disfrutando de conocerlas y aprender para qué servía cada mineral. De repente, una luz amarilla y radiante se acercó, y todos los minerales comenzaron a aplaudir. —¿Quién es él? —preguntó Valentino, emocionado. —Hola, Valentino, déjame presentarme. Yo soy Oro, un metal muy fino y brillante. Soy resistente y no me oxido. Puedes encontrarme en muchos objetos, pero principalmente en joyas —expresó la quinta roca. Valentino no dejaba de asombrarse con los minerales. Quería conocer más. A lo lejos, vio un mineral escondido y preguntó: —¿Y ese quién es? Los minerales gritaron al unísono: —¡No te acerques a él! ¡Es peligroso para tu salud! El mineral que estaba escondido se presentó: —Hola, yo soy Plomo. Me encuentro en el medio ambiente, en el aire, el agua y el suelo. Debes estar lejos de mí porque puedo causarte mucho daño. Es mejor que no te acerques. En ese momento, el suelo tembló con fuerza y muchas rocas comenzaron a caer sobre Valentino. Él trató de cubrirse, pero el polvo no le dejaba ver nada. Cuando despertó, escuchó la voz de su mamá llamándolo: —¡Valentino! —¡Aquí estoy, mamá! Estoy bien —contestó. Por fin, Valentino pudo salir de la cueva para reencontrarse con su familia. Mientras caminaba de regreso a casa, recordó a sus amigos los minerales y se dio cuenta de que todo había sido un maravilloso sueño que nunca olvidará. Prometió contarles a sus amigos lo que había vivido. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. El maravilloso sueño de Valentino

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