Mi mine aventura 391 390 La Tierra y sus minerales —¡Aquí estoy yo, la Plata, por la que todos se pelean! ¡Soy tan flexible que me manejan muy bien! —dijo otro. —¡Cuf, Cuf, esperen! ¡No se olviden de mí, el Molibdeno! ¡Los ayudo a mantenerse sanos, porque, entre otras cosas, descompongo las sustancias tóxicas que entran en su organismo! —proclamó otro. —¡Abran paso al más popular de las minas, yo, el Cobre! ¡Aparezco en las monedas, en los adornos, en el maquillaje y, sobre todo, en los cables de tu computadora! —se presentó otro más. Sofía no podía contener su alegría al descubrir cuánto podía aprender sobre los minerales. Desde ese momento, se dedicó a leer y a investigar mucho sobre ellos, y comprendió que sus sueños podían hacerse realidad. Este interés fue creciendo, y cada vez que dormía, los minerales en sus sueños se volvían más grandes e importantes para ella. Ya no tenían solo una carita feliz; algunos llevaban bigotes y ya no asistían a la escuela, sino que ahora estaban en la universidad. Así fue como Sofía creció, al igual que su curiosidad por seguir investigando sobre los minerales. Por eso, sus abuelos le dijeron que, de mayor, debería convertirse en geóloga. —¿Qué es eso? —preguntó Sofía. Su abuelito le explicó que los geólogos estudiaban los minerales. Sofía se sintió muy contenta y segura de lo que debía elegir para tener una vida feliz. Pero su corazón estaba triste, porque ahora les contaba a sus abuelitos sus logros y aventuras a través de oraciones al cielo. Cada día sentía que sabía más sobre los minerales y eso la hacía muy feliz. Pero Sofía aún tiene mucho por contar. Esta “mine aventura” sigue su curso...
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