Libro La Tierra y sus minerales | Segunda edición

93 92 La Tierra y sus minerales Tacna En un pueblo alejado, a más de 3500 metros sobre el nivel del mar, vivía un grupo de personas acostumbradas al trabajo en el campo y a mantener buenas costumbres. Ellos no sabían más que sembrar y cosechar sus tierras. A veces, cuando la cosecha era buena, lograban vender sus productos, lo que les permitía adquirir más semillas para seguir sobreviviendo, transmitiendo este ciclo de generación en generación. Un día, experimentaron lo que denominaron “la amenaza de la minería”. En sus mentes solo se repetía: “Agua sí, mina no”. Con el paso del tiempo, comenzó a crecer en ellos un gran temor, pues sus vidas dependían en gran Este es mi país, minero es mi Peru Kristell Michela Cruz Vásquez Institución Educativa Particular Mariscal Ramón Castilla medida del agua que fluía por los ríos cercanos. Sin embargo, notaron cambios significativos en su entorno: se construyeron carreteras, senderos, se instaló alumbrado público e incluso se estableció una escuela para sus hijos. Lo más importante era que sus ríos seguían sin alteraciones. A medida que aumentaba el tránsito de vehículos, percibían más movimiento en la zona, aunque sentían que estos avances no estaban destinados a beneficiarlos de forma directa. Hasta que un día, Papú, quien vivía con su esposa, tres hijos y su madre, decidió tomar un riesgo y aventurarse en el campamento minero. Antes de eso, había conocido a alguien llamado “Inge”, cuando este con amabilidad le ayudó a cambiar una llanta pinchada. El “Inge” le entregó una tarjeta de presentación y lo invitó a trabajar como jardinero en su casa en el campamento. Papú, consciente de los escasos recursos de su familia, aceptó la propuesta. Se dedicaban únicamente a la siembra de cultivos, pero esta oportunidad representaba una posible mejora. Llegó a la residencia del ingeniero, quien lo recibió con amabilidad y le ofreció trabajo en su jardín, ya que necesitaba con desesperación ayuda. Papú observó que el ingeniero vivía solo y era poco organizado. A veces, el ingeniero lo invitaba a comer, y juntos se dirigían al único lugar donde podían encontrar comida. Fue entonces cuando Papú le propuso: Este es mi país, minero es mi Perú

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