Por Zetti Gavelán, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del PerúLa minería peruana sigue mostrando su capacidad para generar oportunidades y trazar un camino hacia el desarrollo sostenible. Este año, la empresa minera Alpayana ha anunciado que priorizará la exploración del proyecto Antarumi, considerado uno de los más prometedores en su cartera. Según Fernando Arrieta, CEO de la compañía, Antarumi representa un avance significativo en los planes de exploración y desarrollo minero de cara al 2025. Esta decisión no solo reafirma el compromiso de la empresa con el crecimiento del sector, sino que también abre una ventana de oportunidades para las comunidades de su entorno, proveedores y la generación de empleo en la región. Como sabemos, la exploración es el cimiento para el desarrollo de la actividad minera, vehículo clave para el desarrollo y un futuro sostenible para el país.En paralelo, se ha dado un avance regulatorio significativo: la publicación de la ley que declara de interés nacional la creación de la Autoridad Multisectorial para Combatir la Minería Ilegal (Amcomi). Este organismo, cuya finalidad será combatir la minería ilegal y promover el desarrollo socioeconómico en las regiones afectadas, representa un esfuerzo necesario para enfrentar uno de los mayores retos del sector. Desde el IIMP saludamos la medida y creemos que es un paso positivo. En el mismo sentido, señalamos que es necesario asegurar que esta autoridad no se limite a ser un ente declarativo, sino que cuente con los recursos, autonomía y capacidades para ejecutar acciones concretas que generen resultados tangibles.Por otro lado, el impacto de la minería ilegal en el país sigue siendo alarmante. Durante el 2024, los operativos de interdicción destruyeron bienes y herramientas valorados en más de S/2 mil millones, lo que evidencia la magnitud de este problema. Si bien estas intervenciones son necesarias para frenar la actividad ilegal, la cifra refleja el enorme daño que esta actividad continúa causando al medio ambiente, a la economía formal y a las comunidades vulnerables. Hacemos un llamado urgente a fortalecer las estrategias de prevención y sanción, pero, sobre todo, a abordar las causas estructurales de la minería ilegal: pobreza, falta de alternativas económicas y débil presencia del Estado en las zonas más afectadas.No cabe duda que la minería formal y responsable es un motor de desarrollo para el Perú, pero el desafío es doble: seguir avanzando en proyectos como Antarumi y combatir de manera efectiva la minería ilegal. Solo así lograremos un sector sólido, sostenible y verdaderamente inclusivo.