Por Zetti Gavelán, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú

El Perú sigue siendo un país con un enorme potencial minero. La posibilidad de encontrar nuevos yacimientos de clase mundial en los Andes es una oportunidad que no podemos desaprovechar. Adán Pino, miembro del comité organizador de proEXPLO 2025, ha resaltado que la geología variada de nuestro territorio y el alto nivel de prospectividad abren la puerta a futuros descubrimientos. Sin embargo, convertir ese potencial en proyectos concretos requiere una estrategia clara para atraer inversiones y acelerar la exploración. La industria minera es clave para el desarrollo del país, y la exploración es el primer paso para garantizar su sostenibilidad en el tiempo.

En esa línea, el Ministerio de Energía y Minas ha puesto su atención en cuatro proyectos de cobre que podrían impulsar la producción nacional y devolverle al Perú su posición como segundo productor de cobre mundial. La inversión minera acumulada en 2024 alcanzó los US$ 4,961 millones, un crecimiento modesto, pero que refleja el interés de seguir desarrollando nuevos proyectos como La Granja, Michiquillay, Cotabambas y Haquira. Si bien el país tiene el potencial para consolidarse como uno de los principales productores de cobre a nivel global, estos proyectos están en etapas iniciales y aún queda mucho trabajo por hacer para concretarlos. El reto es generar condiciones atractivas para la inversión, reducir los tiempos de tramitación y asegurar un entorno de estabilidad que brinde confianza a los inversionistas.

En este sentido, es fundamental redoblar esfuerzos para que el Perú recupere su posición como el segundo mayor productor de cobre en el mundo, un lugar que desde 2023 ocupa la República Democrática del Congo. Desde el IIMP coincidimos con el Minem en que esto es posible, siempre que se impulse el desarrollo de proyectos estratégicos como La Granja, Michiquillay, Cotabambas y Haquira, cuya inversión supera los US$ 8,246 millones. Perú cuenta con un marco legal sólido, estabilidad jurídica y puertos estratégicos en el Pacífico, lo que facilita la exportación de cobre a mercados clave, principalmente China. 

En el ámbito internacional, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha iniciado un proceso que podría derivar en la imposición de aranceles a las importaciones de cobre bajo el argumento de seguridad nacional. Sin embargo, es importante precisar que, si bien una medida de este tipo podría influir en el precio del mineral, su impacto en el volumen de exportaciones del Perú sería mínimo. Estados Unidos representa solo el 2.4% de los envíos cupríferos nacionales, muy por debajo de China, que concentra el 72.5% de las exportaciones peruanas de cobre, seguido de Japón (7.1%) y Corea del Sur (2.5%). Esto significa que, aunque el anuncio genere incertidumbre en el mercado, la estructura actual de nuestras exportaciones mitiga cualquier efecto significativo sobre la industria minera nacional.

Perú tiene el potencial y las condiciones para seguir siendo un actor clave en la minería global. El reto está en aprovechar al máximo sus recursos, atraer inversión y fortalecer su competitividad en el mercado internacional.